15/02/2009
ATRAER LAS OPORTUNIDADES


Suelo escuchar con frecuencia de la gente de la calle que el Gobierno de España liderado por el
presidente Jose Luis Rodríguez Zapatero ayuda a los grandes bancos pero no al ciudadano.
Es un comentario recurrente y que parte de una premisa falsa.
Intentaré aclararlo de una forma breve y concisa:
1º El estado no da ni regala ni un euro a los bancos españoles.
2ª El estado podría PRESTAR dinero a los bancos y con intereses.
3º Por el momento ningún banco español ha pedido un solo céntimo prestado al ESTADO.
En otro orden de cosas, en el supuesto de quiebra de un banco, desde hace poco en Europa se garantizan como
mínimo 50.000 euros por persona y cuenta.
España garantiza el doble (100.000 euros).
Es decir que si tienes 110.000 euros en cualquier banco español y ese banco se hundiera,
el Gobierno te permitiría recuperar 100.000 euros.
Hasta hace solo unos meses solo hubieras podido recuperar 20.000 euros
con la antigua normativa.
Finalmente están los depósitos que permiten a los bancos otorgar préstamos por unas
cantidades predeterminadas a pequeñas y medianas empresas o a los autonomos,
en unas condiciones especificas determinadas por ley.
En la columna de la derecha encontrareis enlaces e información relativa a esas ayudas.
En este escenario de crisis mundial generalizada, los hay que repiten sin parar y como si de un
karma se tratara aquello de que Zapatero nos mintió y Zapatero nos engaño ocultándonos la
realidad al negarse a pronunciar la palabra crisis.
Esas mismas personas que afirman tajantemente que Zapatero mintió, reemplazan el tono
ofensivo por otro tono comprensivo y reemplazan la palabra mentira por equivocación cuando
se refieren a las previsiones decrecimiento de presidentes de países actualmente en recesión
como Merkel o Sarkozy o a las previsiones tan optimistas que hicieron el Banco Central Europeo
(BCE) o el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Alemania la locomotora y líder de la economía europea ya está en recesión a pesar de no tener
un modelo económico basado en el ladrillo y el turismo como en España.
Durante los ocho años que gobernó el PP, se hicieron leyes que permitieron a cualquier persona
abrir una inmobiliaria sin el necesario titulo de gestor inmobiliario, llegando a la cifra de una
inmobiliaria para 400 habitantes.
La burbuja inmobiliaria española pudo inflarse gracias a las leyes del PP que permitieron la
liberalización más salvaje de todos los tiempos en cuanto a la recalificación del suelo.
Estas leyes que “pretendían” aumentar la oferta para así bajar los precios se tradujeron en
unas subidas de precios de la vivienda en torno al 17% anual y el poder y libertad dado a los
alcaldes para “calificar y recalificar” terrenos a su antojo y beneficio.
¿Cómo puede extrañarnos la gigantesca corrupción (de la que no hablan nada los medios de
derechas) que ha dado origen a la especulación urbanística de una forma tan tremenda en las
comunidades del PP de Castellón, Valencia, Alicante y Murcia?
Estoy convencida de que es muy importante rectificar y consensuar las medidas para
regular en el futuro los desórdenes urbanísticos y bancarios.
También lo es proteger a la población ante una situación que retrae el
consumo y origina un gran número de desempleados.
El desastroso “efecto dominó” que conlleva el ahorro de quienes están hoy igual que hace dos
años hará cerrar cientos de empresas y perder el empleo a miles de trabajadores.
Cuando la el ciclo de la economía se paraliza, la economía también; ya que cuando mejor están
los ahorros de un país peor está la economía de ese país.
Un sencillo ciclo que funciona así:
1º La ciudadanía consume.
2º Gracias a este consumo las empresas producen.
3º La producción permite generar y mantener el empleo.
4º El empleo permite a la ciudadanía consumir
Todas las crisis tienen un componente político, pero muy especialmente la actual, ya que fue
producto de la ceguera de una derecha neoliberal americana con un fuerte contenido ideológico
que mantuvo la no regulación del sistema financiero internacional.
A pesar de la presión europea, los dirigentes norteamericanos se han negado repetidas veces a
intervenir en los mercados financieros para evitar sus desajustes y desmanes.
Se puede estar a favor de una economía de mercado pero no de una sociedad de mercado,
dada su incapacidad para alcanzar por sí misma resultados sociales deseables.
Hemos pasado de una economía local a una economía global sin reglas.
Como dice el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz:
"Todos abogan por una economía libre de mercado excepto en los campos que les atañen."
"Todos están en contra de las subvenciones excepto las que van destinadas a sus sectores."
"En los últimos veinte años hemos visto cómo la economía sometía a la política."
"Ha llegado ya el momento de que la política recupere la supremacía
como instrumento de regulación social."
Dado que la socialdemocracia aspira a la transformación mediante una acción redistributiva y
una política solidaria ejercida desde y por el Estado, se pone en evidencia a la derecha española
que sólo ha sabido proponer la rebaja de impuestos y la flexibilidad laboral, o sea, el despido
libre como fórmula para aliviar la situación empresarial.
Las medidas que el Gobierno está tomando, no sólo para fomentar el empleo sino para proteger
a las familias y a los parados, responden a una concepción socialdemócrata de la salida de la
crisis: evitar los recortes sociales, ayudas a las familias hipotecadas, recolocación de
trabajadores desempleados, moratoria a los parados en el pago de sus hipotecas, ampliación de
los plazos de las cuentas ahorro-vivienda, bonificación de los contratos a los desempleados con
cargas familiares, deducciones fiscales para las familias de menores rentas, incrementos del
salario mínimo y de las pensiones por encima del IPC , etc., son providencias encaminadas en
ese sentido.
Todos los grupos políticos quieren y desean una salida lo más rápida posible de esta crisis y que
la rueda del crecimiento se mueva de nuevo, pero eso se puede hacer con más o menos drama social,
con más o menos protección a los sectores más perjudicados, y en ese punto se encuentra la
sensibilidad de un proyecto socialdemócrata, en que el coste social de la crisis sea el menor posible.
Lo importante en una crisis económica es, por supuesto, salir de ella y, además, cómo proteger
más y mejor a los ciudadanos durante su duración, sobre todo a los sectores más
desfavorecidos de la sociedad.
El INEM tiene a lo largo de todo el año infinidad de cursos de muy variada tipología y duración
que permite a cualquier persona en situación de desempleo (con o sin prestación) ampliar sus
posibilidades en la medida de su formación previa, habilidades y gustos.
Mi caso es el ejemplo de una mujer con varios oficios que ha ejercido muy diferentes
actividades a lo largo de su vida laboral.
Las personas en situación de desempleo deben aprovechar intensamente ese tiempo en
formarse y reciclarse, a mí me estimuló atravesar etapas laborales muy diferentes
las unas de las otras.
La formación, el reciclaje y el aprendizaje son imprescindibles para ampliar el abanico de
posibilidades para encontrar o crear tu propio empleo.


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